Los humanos estamos hechos de historias. Cada vez que relatamos un acontecimiento familiar, social o histórico, nos sentimos parte de un todo. Una historia compartida es un nexo de unión tan fuerte como los genes.
Los pueblos de Las Merindades de Burgos han encontrado en sus fiestas regionales una forma de revivir las historias que conforman su identidad colectiva. A través de romerías y representaciones teatrales, cuya calidad respalda el distintivo de Fiestas de Interés Turístico Regional de Castilla y León, comparten cada verano los acontecimientos que han cincelado el adn de estas tierras.
Fiesta del Capitán de Frías. Ref: Las Merindades
La ermita de San Bernabé forma parte del espectacular complejo kárstico de Ojo Guareña, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional. Este peculiar enclave religioso se encuentra incrustado en la roca.
La celebración de la romería comienza en la encina sagrada, alrededor de la cual tenía lugar el concejo de los pueblos en la antigüedad. Después de elegir al Carbonero Mayor y firmar en los libros de honor, se celebra la misa en la campa de la ermita. La fiesta transcurre entre danzas regionales y una comida popular.
Es una de las más antiguas de España y celebra el levantamiento del pueblo de Frías contra el Conde de Haro en el siglo XV. En 1446, Frías fue entregada al conde a cambio de la noble villa de Peñafiel. Tras unos años de sometimiento y penurias a causa de los altos impuestos, los ciudadanos se sublevaron en una heroica revuelta que, un tiempo después, les devolvió el favor real y la protección de la corona.
Los días 22 y 23 de junio honrarán aquellos dos meses de asedio con danzantes, gaiteros, cohetes, procesiones con caballos enjaezados, gentes vestidas de época… Todo ello después de elegir al Capitán, que deberá superar la prueba del revoloteo de la bandera entre todos los aspirantes.
En la romería participan las comunidades pasiegas de Burgos y Cantabria, aunque los protagonistas son diferentes personajes de la simbología pasiega: 8 danzantes, un Mayoral, el Rabadán y el Bobo. Los danzantes son muchachos del pueblo y representan a las ovejas mientras que el Mayoral, un poco mayor que ellos, es quien los dirige, pues representa al pastor. El Rabadán, por su parte, es un niño más pequeño que lleva en sus manos un ramito de flores secas y tiene como misión azotar al Bobo, un personaje grotesco ataviado con un vistoso traje de colores, un bastón y unas tijeras, que simboliza al lobo, y cuya misión es la de pedir limosna a todos los que acuden a la romería.
Durante el día, se celebra una misa, danzas típicas pasiegas, la procesión de la Virgen de las Nieves y un recital de versos sobre los sucesos acontecidos en la localidad durante el año.
Los vecinos de Oña representarán, un año más desde hace 36, la historia de la creación de la Villa, la fundación de su monasterio y acontecimientos referidos a los orígenes de Castilla.
Con el Patio de San Iñigo del Monasterio de San Salvador como escenario, revivirán las nonas de febrero del año 1017, cuando moría el conde Sancho García y sus allegados le trajeron a enterrar a Oña.
La espectacular puesta en escena, el cuidado vestuario y la magia del entorno provocan que esta recreación histórica agote todos los años las entradas. La taquilla se abre unos diez días antes de que empiecen las representaciones.
©El Amaparo de Narcisa, 2024
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