Ojo Guareña es más que un Monumento Natural. En su interior se esconde la historia de los habitantes de la zona, oculta durante miles de años. En 2024 se celebra el 70 aniversario de las primeras expediciones a sus galerías subterráneas. Es un gran momento para conocer de cerca este Bien de Interés Cultural y adentrarse en los secretos de las sociedades humanas desde el Paleolítico medio hasta el siglo XIX.
Hace unos 100 millones de años, en el Cretácico Superior, comenzaron a formarse los materiales sobre los que se dibujaría Ojo Guareña. Integrado en la Cordillera Cantábrica, este complejo kárstico de casi 100 kilómetros es el conjunto de cuevas más extenso de la Península Ibérica y uno de los 10 más grandes del mundo.
Los ríos Guareña y Trema han ido horadando el sustrato de esta formación de calizas arcillosas hasta convertirlo en un museo viviente de túneles y cuevas. Uno de los principales atractivos del complejo son los espeleopaseos que parten de la cueva Palomera. Pueden visitarse la Sala Edelweiss, cuyo nombre hace referencia al grupo que comenzó a estudiar el complejo; la Galería Principal, la Sima Dolencias, la Sala Cacique y la Sala del Museo de Cera. La visita finaliza en El alto Concha o Alto de San Bernabé.
Fuente: Adrián Vázquez (GEE)
Fuente: Turismo Merindades
Pero la riqueza de Ojo Guareña no es exclusivamente espeleológico. Durante las expediciones se han descubierto varios santuarios prehistóricos, restos arqueológicos y 115 especies de invertebrados cavernícolas, de los cuales 16 son nuevas descripciones.
El complejo es una fuente de conocimiento de las costumbres sociales y formas de vida de nuestros antepasados desde el Paleolítico Medio. Las cuevas les dieron cobijo durante miles de años, siendo una zona a la que volvían los distintos grupos humanos recurrentemente.
En la Sala de las Huellas se conservan rastros de pies desnudos de entre 4.200 y 4.600 años de antigüedad. Para garantizar su conservación, esta sala no puede visitarse, pero es ilustrativa del tesoro que suponen estas galerías para la ciencia.
Algunas de las cavidades del complejo se utilizaron como santuarios. La Sala de la Fuente está llena de motivos y composiciones geométricas. Entre las figuras se observan personas y animales. Las primeras, interpretadas como ídolos y chamanes que dirigen las ceremonias religiosas. La cavidad fue utilizada durante distintas épocas, pero siempre con fines de culto.
Miles de años más tarde, se construyó una ermita semirrupestre junto a una de las entradas de la cueva, de la que se conserva una bóveda de cañón de estilo románico. No se sabe a ciencia cierta la fecha de su construcción. La Ermita de San Bernabé podría datar de los siglos VIII-IX, pero hay quien la sitúa en el XIII. Durante los siglos XVIII y XIX se decora con pinturas que recubren paredes y techos con los milagros de San Bernabé y San Tirso.
La ermita puede visitarse y en el recorrido podemos ver la Pila del Santo y la galería de los Silos. El precio de la entrada es 4,50 euros.
El entorno de Ojo Guareña no merece ser menospreciado. Cuenta con varias rutas de senderismo a través de las cuales entrar en contacto con la riqueza natural y humana del valle en la actualidad.
¿Por dónde empezar?
La Casa del Parque Ojo Guareña ofrece información que completa la visita al monumento. Monitores locales especializados proporcionan folletos, guías e información personalizada.
Desde aquí se inicia una senda botánica hacia el Vivero Forestal y el área recreativa que enlaza con las sendas PR-BU-31 “El Valle” y con la Senda de Sotoscueva.
Dirección: Ctra. BU – 526 s/n. Quintanilla del Rebollar (Merindad de Sotoscueva). 09568 Burgos.
Teléfono: 947 138 838
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